Qué grande el libre mercado: tras devolverme a la juventud y su alegre indigencia, ahora me envía otra vez a la clandestinidad. O dejo de pagar el IVA o dejo de comer.
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Buen chascarrillo, ¿se los copia a Creador?
¿Chascarrillo? No me sea gilipollas
Pida una moratoria del pago de IVA.
Joder…está todo tan mal.
Lo que debería pedir es un pasaporte y enviar a la mierda a este país
Esta crisis durará unos 15 años -es lo que duró una crisis parecida en japón- , ahora estamos entrando en la fase peor, en la cual la burricie económica que nos ha llevado a este iniferno intenta salir de la crisis con la medicina equivocada. La broma nos costará unos 4 o cinco años más de lo que hubiera sido necesaio. Al cabo de 5 años se darán cuenta que la medicina era la equivocada -igual sucedió en Japón y en USA en los años 30- y se dedicará a restablecer la demanda agregada a base de políticas fiscales. A partir de entonces el enfermo se empezará a recuperar lentamente. Quedarán 12 años por delante. Mientras tanto pasará Rajoy, pasará Rubalcaba, Esperanza Aguirre y Aznar quizá ya vayan con bastón. Creo.
Pocas bromas…Federico Jiménez Losantos cuenta que se lo pasó pipa en Florida un año.
En fin…ánimo.
DE PROFUNDIS. Un libro especial.
Aquí tenéis el audoilibro en inglés:
http://librivox.org/de-profundis-by-oscar-wilde/
Lo digo por si hay que ir al extranjero, habrá que ir con idiomas.
El periodista que escribía y elogiaba los discursos de Mata lo hacía en……………. el diario de Pedro J. Periodismo inMundo.
No padezca, Domínguez: si manda usted a la mierda este país y a los que en él queden, siempre habrá alguien que diga…excelente comentario, QP.
“Vamos a intentar hacer en España lo que Jaume Matas hizo en Baleares”
Mariano Rajoy, 2004
Vaya. Ánimo Domínguez.
Creador ¿No te da vergüenza meterte con la orientación sexual de las pesonas humanas? Como te cojan Pajín y Aído te ponen mirando a Pamplona.
Lolo, ya te previne en el comentario anterior. Constatar una realidad está dentro de la normalidad, no es homofobia, si es eso a lo que te refieres, que va ser que sí. Hay tíos que sin ser homo…tienen rasgos afeminados. Ejemplo.- El 80% de los curas. De ahí viene que a Camps sus socios de fechorías le definieran por “el curita”. Supongo que por sus modales un tanto “delicados”. Doña Rita, presenta maneras varoniles que no disimula y hace muy bien, puede que los ciegos al oírla piensen que se trata de un caballero con voz aguardientosa. Con quién se encame esta señora, es solo cosa íntima y personal que a nadie nos debe importar. ¿OK?
Creo que queda aclarada mi postura………………..
A ver si le vemos rezando en la catedral de Santiago.
http://www.galiciae.com/comunidad/fotogalerias?galeria_activa=avineta&foto_activa=969
¿DÓNDE ESTÁ MARIANIÑO. Alias “RJ”?
Ánimo, Pepe.
No sé si ha sido el ABC otra vez o qué ha sido ahora. Pero dicen que cuando una puerta se cierra se abre otra.
Y es verdad, unos/(as- en algunos casos- ) tanto y otros tan poco. Y las del “tanto” con tan poco mérito.
A ver si se arregla.
¿Cómo va el libro?
Yo apoyo a Doña Esperanza, si su presidente no cumple, ella es coherente con lo que dijeron en campaña.
Chapó señora Aguirre.
Mi ánimo también para D. José.
Me conmovió su sinceridad en “Por qué dejé de ser de izquierdas”.
Pues resulta que en “De profundis” me conmovió también…. la sinceridad de Oscar Wilde. Me parecía que abría su corazón a la posteridad.
No es por ser pelota, pero me pareció que ambos se abrían en canal en sus palabras. Eso no se ve todos los días.
Ahora, si es el IVA lo que vacía el puchero, más que el libre mercado el atraco son los impuestos.
***
Flames ¿qué es de Uncle?
…y por cierto ¿y Nemo….con Maldoror y Punky en el País de Nunca Jamás?
Yo espero que Uncle y Nemo aparezcan de un momento a otro.
Punky, no se anima a entrar aunque tiene abierta cuanta y Maldoror lo mismo nos sorprende un día de estos con alguno de sus excelentes comentarios.
Yo echo mucho de menos a los 4 y también a Jaime Bort
¿también Punky anda depre?…juer
Flames, no te extrañes si dentro de poco sale otro librito para decir, por qué dejaron de ser de derechas. No seas iluso, solo depende de quién pague más. En cuanto los medios de la derechona les consideren útiles todo irá bien.
Es verdad que la derecha ofrece más posibilidades, ahí es donde está el capital, la izquierda a penas tiene prensa escrita y mucho menos radios y televisiones. Yo creo que los que dependen de los medios de “comunicación” tienen más seguridad en el empleo con la derechona-clerical. En el fondo no es más que una cuestión de supervivencia.
Donde dije librito, quería decir panfleto.
Esto dedicado a Pepe, para que se anime un poquito…
http://www.youtube.com/watch?v=7cmrYHsI6eg
No sé nada de Uncle.
Creador dijo:
10 enero, 2012 en 14:18
Flames, no te extrañes si dentro de poco sale otro librito para decir, por qué dejaron de ser de derechas. No seas iluso, solo depende de quién pague más.
Bueno, la Libertad es lo que tiene: que molesta a veces.
En muchos países del Mundo han tenido –y tienen– regímenes en los que no tenían ese problema, ni se podía ser chaquetero y mucho menso hacerlo por dinero. Bueno, ni comer, ni expresar ideas, etc.
Por cierto, para los que se andan preguntando dónde está Mariano Rajoy:
Me acabo de enterar (de muy buena tinta) de que lo ha criogenizado para que gobierne cuando las cosas vayan mejor; ahora sería un desperdicio y una pérdida de tiempo.
De nada.
Esto dice ahora, Pepe en Twister:
Dilema del día: ¿Acepto mi nuevo status de hombre pobre o me convierto en un pobre hombre, otro lameculos del poder de turno?
..–…
Yo creo mi querido Pepe, que para lo segundo no vales, cuando lo haces acabas perdiendo a algún amigo o algo así.
Muéstrate amable con todo el mundo, cordial, recupera un poco la confianza en el ser humano, empezando por la confianza hacia ti mismo. Ya verás como sale algo bueno.
Y no estés tan triste, hombre, que me das pena y luego tengo cargo de conciencia por todas las veces que me he metido contigo.
:)
twitter, que gorjea no es un tornado
Ay. Pobrecico. No sé qué le ha disgustado, pero le acompaño en el sentimiento.
Eso sí, no huya ahora, don Pepe, piense en nosotros, que le queremos, incluso cuando se pone borde.
Le pongo un vídeo de Les Luthiers (de cuando empezaban a tener canas y aún estaba Ernesto Acher en el grupo) para que se anime: http://www.youtube.com/watch?v=3tGfOuPQj-g
¡Dios le bendiga!
Mercedes: ¿No crees que ya eres un poco crecidita para jugar al guantintún?
Cada vez que me descuido, hala, a darle a la pelota.
Esporádico…si te llama la atención Centeno cuando hace de ogro, éste da más miedo todavía:
¿Crash bursátil en 2012?
http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/crash_bursatil_en_2012
Querido Creador, yo no tengo Twitter, sólo entro por el enlace que Pepe puso aquí del suyo. Hace años que sólo juego al mus de vez en cuando.
SOFÏA
Me manda un correo Jaime Bort y me dice que él tiene una reseña de un libro de Lassalle que me la podría mandar por correo y yo al colgaría por aquí, en la parte que se pueda hacer pública.
Es un poco larga y no parece que el libro quede muy bien parado, pero si quieres, Bort, la manda y la cuelgo.
Querida MERCEDES:
Muchísimas gracias!! Si no es mucha molestia, estaría interesada en leer dicha reseña. Espero que a los demàs no les moleste!!!
Acabo de mirar el twitter y saber del fallecimiento de un amigo de Pepe. Creo que mi recomendación del vídeo de Les Luthiers no es apropiada en este momento. En su lugar, recomiendo una obra que a mí me sirvió de consuelo en una situación parecida hace unos meses: «La catedral», de Agustín Barrios. http://www.youtube.com/watch?v=13gTpD33Veo
Sofía….José María Lasalle representa al autodenominado ‘Liberalismo simpático’ dentro del PP, concepto que vino a sustituir el de ‘centrismo de la nada’ ya con poco recorrido semántico festivo…es el peronista paradójicamente experto en Isaiah Berlín que viene a suceder al PSOE en la labor de poner puertas al campo de la economía digital…Dará tanto o más juego que Gallardón o Fernández Díaz, más o menos por las mismas razones.
Gracias Boni por tu aportaciòn. Voy a leer la reseña y enviarè mi parecer, aunque sè menos que vosotros de liberalismo. Què no me falle el sentido comùn!!
Lo del crsah bursátil es bastante probable.
Mari Carmen de Olula y Olé….
:)))))
http://santiagonzalez.wordpress.com/
Sofía
Se la pido.
Los demás estaremos encantados de leerla.
Mercedes
En estas circunstancias y para este hilo quizá esto sea más apropiado.
Y como con las cosas de comer no se juega, no haré ningún otro comentario a la entrada.
Una preciosidad, Archivero.
Eso de clamar al Señor es nestos momentos es bastante adecuado.
Twiiiit!
Espero ansioso esa reseña de D. Jaime. Gracias.
Pd. Como no pienso meterme en Twitter, supongo que puedo piar algo por aquí en atención a QueridoPepe. Ánimo, que IVA comemos todos.
Hola Nemo.
Ya te echábamos de menos
Sólo cuatro días sin entrar. ¡Qué responsabilidad tener fans!
Trabajo en grupo.
La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeñaen no morirse, es un topo que no se ha enterado de que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar … esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante. En cambio, en la cultura obrera está la modestia porque está el reconocimiento de la muerte. M.S.L.
La tolerancia es un pacto perverso en el que cada parte renuncia a la pasión pública de sus razones y las convierte en estólidas e impenetrables convicciones, o sea en verdades encerradas en un ghetto, a cambio de una paz que no es concordia sino claudicante empecinamiento y ensimismada cerrazón. Ante lo que inevitablemente ha de sentirse como sinrazón ajena cabe moverse, en todo caso, entre una impaciente indulgencia y una paciente agitación, nunca pararse en esa indiferencia o desdén definitivo que es la tolerancia.”Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”,Rafael Sánchez Ferlosio
http://www.libremercado.com/2012-01-10/jose-garcia-dominguez-contra-la-austeridad-62730/
A mí me da bastante miedo que el “gasto público” suponga ponerse a hacer aeropuertos o a financiar televisiones sin ton ni son o contratar a 5 millones de funcionarios.
Si me explica un poco más, a lo mejor me convence.
Cualquir cosa hecha sin ton ni son provoca vértigo, Flames.
Si se planifica con orden y concierto la actividad pública y se hacen las carreteras que hay que hacer, se reparan las existentes, se estudian las infraestructuras que debe realizarse para lograr la integración nacional y para que haya unas buenas comunicaciones, lo que no significa que el AVE tenga que llegar a cada pueblo de España, esa actividad genera trabajo.
Si se estudian las subvenciones para darlas, por ejemplo, a los que realicen proyectos de investigación sobre una determinada materia, lo que puede repercutir en nuevas patentes, no será tirar el dinero sino dar una opción al I+D+i
Si se dan becas de estudio como las que existían en otros tiempos, gracias a las cuales los buenos estudiantes de cualquier lugar de España fueran cualesquiera las condiciones económicas de origen pudieran llegar a la Universidad, será beneficioso para España. Claro que para eso habría que reformar previamente la Universidad, la forma de elegir los catedráticos o la manera de entrar en un Departamento.
Si los funcionarios entran todos, y digo todos, por mérito y capacidad y no vías raras, si están bien preparados, si las plantillas están bien dimensionadas gestionarán de manera más eficaz y eficiente los asuntos públicos y redundará en un mejor funcionamiento del Estado y se ahorrará.
El problema es que el sector público es también un sector de la economía. Y debe ser un sector activo y eficaz. Si está parado el privado y no hay manera de activarlo desde la acción pública estaremos colapsados. Vamos, más o menos como ahora.
Quizá lo que falte por explicar, Flames, es que el ahorro debe ir encaminado a eliminar lo superfluo y a dimensionar y planificar mejor. Pero no a parar la actividad pública. Y ahora mismo con tanto recorte, sólo estamos parando todo.
Por ejemplo, hay que estudiar cómo hacer lo mismo con menos, cosa que requiere mucha maginación y mejor disposición. Ahí tienes a los de la guitarra que ha traído Archi. Con un poco de imaginación y una guitarra han montado un concierto…¡y lo que han ahorrado!
Voy a colgar la reseña que Jaime Bort encontró en la Revista de Libros sobre el libro de Lassalle y que me ha enviado. Jaime no conservaba el enlace, porque copió el artículo entero, así que sólo me puede mandar el mismo en su totalidad. Es largo, pero lo he leído y es muy bueno. El autor se ha esmerado.
.
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PASADO Y PRESENTE DEL LIBERALISMO
Revista de Libros, número 174, junio de 2011.
José María Lassalle. Liberales. Compromiso cívico con la virtud. Barcelona, Debate, 2010, 414 páginas.
El pensamiento republicano ha sido históricamente el gran adversario teórico e ideológico del liberalismo. Eso aseguran los historiadores de las ideas políticas que, siguiendo el camino que John G. Pocock desbrozó hace ya cuatro décadas con su monumental The machiavellian moment, han reconstruido la tradición del republicanismo clásico. Desde este lado del campo, la historia de ambas tradiciones, la liberal de los derechos individuales y la republicana de las virtudes cívicas, se presenta como la de dos discursos rivales e incluso irreconciliables. Pero José María Lassalle, que escribe desde el otro lado, el liberal, nos ofrece ahora una historia muy distinta del primer liberalismo -cuyos hitos serían las figuras de John Locke, Adam Smith y Edmund Burke- y de las estrechas relaciones que durante los siglos XVII y XVIII, tanto en Gran Bretaña como en Francia y los Estados Unidos de América, mantuvieron las ideas liberales y la tradición republicana.
Lassalle deplora que algunos liberales hayan intentado hacer del liberalismo un pensamiento exclusivamente económico, pero critica también a “cierta izquierda académica” y a una “intelectualidad postmarxista” que, movidas por intereses ideológicos, habrían pervertido “fraudulentamente al republicanismo y al liberalismo” al hacer de ambos “lo que no eran” (pp. 358-359). Y, para devolver las aguas a su cauce, desarrolla tres tesis en su estudio historiográfico: una, que, como han sostenido otros autores, el liberalismo es genealógicamente republicano; dos, que no hubo antagonismo ni contradicción entre esas dos corrientes intelectuales y políticas; y tres, que el liberalismo siguió siendo un “pensamiento republicano” hasta que, contaminado por las doctrinas del laissez faire y el hedonismo utilitarista, primero, y por una tendencia neoliberal y libertaria, después, fue olvidando paulatinamente sus orígenes. Con estas tres premisas, Lassalle concluye que la tarea primordial del liberalismo contemporáneo es la de redescubrir sus raíces, la de ser nuevamente aquel “liberalismo primigenio” que construyó “su teoría de los derechos, del gobierno y de la creación de la prosperidad” apelando a los principios republicanos de “la virtud y el deber” (p. 365).
Hay en esta argumentación, no obstante la aparente solidez circular del retorno liberal a la pureza de sus orígenes, una contradicción fundamental. La definición del liberalismo de los siglos XVII y XVIII como un “pensamiento republicano” depende del grado en que las ideas liberales, nacidas en la Inglaterra del XVII de la mano de Locke,mantuviesen a lo largo del tiempo el discurso de la virtud que, siguiendo la reconstrucción de Pocock y otros autores, el republicanismo inglés recibió del humanismo cívico florentino a través de Maquiavelo. Sin embargo, ya en la primera página del volumen, Lassalle sostiene que, con el deseo de proteger la conciencia y la libertad individual frente al despotismo político y religioso, el recién nacido liberalismo “transformó los ideales de virtud esgrimidos por el humanismo cívico” con “una narración política revolucionaria basada en los derechos naturales y el gobierno limitado”. El pensamiento liberal, por tanto, defendió desde sus orígenes unos ideales de virtud que ya no eran exactamente los del republicanismo clásico, y el carácter “revolucionario” de las nuevas ideas -en el que se insiste con frecuencia- sugiere que la transformación fue ciertamente profunda. Más aún, A esa reformulación inicial siguieron otras, no menos revolucionarias en opinión de Lassalle, que afirma (pp. 249-250) que la Ilustración escocesa hizo que la idea republicana de virtud “mutase una vez más”, adquiriendo “un carácter “sentimental”, y que la “gran hazaña” de Adam Smit fue la de transformar definitivamente las “raíces republicanas del liberalismo” (p. 259). ¿Qué quedaba a esas alturas de la virtud clásica? No parece que gran cosa, si tenemos en cuenta que el alcance y el significado del concepto de virtud cambió sustancialmente con las sucesivas reformulaciones de que habla Lassalle, por lo que resulta muy difícil concluir (p. 361) que “el siglo XVIII no hizo desaparecer la virtud republicana del discurso liberal, tal y como han sostenido Pocock y sus seguidores”. Pero volvamos, por ahora, a las raíces.
Liberales traza en sus primeros capítulos una bien documentada línea genealógica que muestra, en efecto, la influencia que el pensamiento de los republicanos y puritanos antiabsolutistas de la Inglaterra del XVII(los levellers Overton y Lilburne, Harrington, Milton, Sidney…) ejerció sobre John Locke, que, con el segundo de sus Two treatises on government, proporcionó al liberalismo su texto fundacional. Locke fundamenta la igualdad y la libertad de todos los hombres (y no sólo de los ingleses) en el derecho natural de propiedad que cada cual tiene sobre su conciencia y su persona, un derecho absoluto cuya naturaleza moral Lassalle subraya con tanta insistencia como acierto. El carácter “virtuoso” de su liberalismo -porque así se define al pensamiento lockeano- descansaría en una estructura de deberes, previos a cualesquiera derechos naturales y civiles, que prohíben al individuo perjudicar a otros en su salud, sus vidas, libertad o posesiones, pero que, conforme a la ley natural de la razón, le obligan también a refrenar sus pasiones y a cultivar su excelencia moral.
Ahora bien, al margen de que difícilmente cabe concebir unos deberes previos a sus correlativos derechos, puesto que a nada puede obligarnos algo que ni siquiera poseemos previamente, las virtudes lockeanas son deberes morales de índole privada, atributos del individuo y no del ciudadano, que han de contrarrestar vicios también privados (egoísmo, ambición, pereza, vanidad…) y sólo de manera muy indirecta, colateralmente, tienen proyección en la esfera de la participación política, que es el locus clásico de la virtud republicana. El individuo lockeano, lejos de considerar la dedicación a la cosa pública como suprema expresión de la vida buena, persigue una organización política que le permita el libre y pacífico desarrollo de todas sus facultades, por sus propios medios y siguiendo su propio criterio, sin temor a las arbitrariedades de un gobierno cuyo único fin ha de ser, precisamente, el de salvaguardar sus derechos inalienables. Y, aunque se lo califique de “virtuoso”, el individualismo de Locke conserva muy poco de aquella robusta virtud cívica que James Harrington vindicaba en su Oceana, una virtud que, como admite el propio Lassalle citando a Pocock (p. 46), era la del zoon politikon de la tradición del humanismo cívico florentino, la del ciudadano libre y en armas que ejerce su libertad y expresa la esencia de su identidad entregándose al gobierno de la república.
Lord Molesworth y los old whigs, los firmantes de las Cato’s Letters, Bolingbroke, los escoceses Ferguson, Hutcheson, Hume y Smith, Montesquieu, Turgot, Condorcet, John Adams y Jefferson, Edmund Burke… Lassalle pasa revista en su exhaustivo relato al pensamiento y la actividad política de todos estos autores, a quienes define genéricamente como liberales a pesar de sus notorias diferencias doctrinales, y en todos encuentra, porque sin duda los hay, rastros de la tradición republicana. Pero restringir las posibilidades despóticas del discurso de la virtud al republicanismo de Rousseau (p. 255) soslaya el problema -que fue un problema real, teórico e institucional, en Gran Bretaña y en Norteamérica- , de la conciliación entre la garantía de la libertad individual y las exigencias del comportamiento virtuoso. Cuando el norteamericano James Otis escriba, en plena revolución de 1776, que “los únicos principios de conducta pública dignos de un caballero o de cualquier hombre son sacrificar sus propiedades, comodidades, salud, reconocimiento e incluso vida, a las sagradas demandas de su país”, y que estos sentimientos “hacen en la vida privada al buen ciudadano y en la vida pública al patriota y al héroe”, no andará muy lejos de la virtud que Rousseau ensalzaba como piedra angular de su implacable religión civil. Aquí encontramos una rígida moral cívica que no admite objeciones, la total subordinación a los imperativos de la comunidad, la disolución de las fronteras entre lo público y lo privado, la incondicional negación del interés particular bien entendido… Apenas queda, si es que lo hay, espacio para el individuo, y, sin embargo, Lassalle atribuye estas palabras (p. 310) al “espíritu liberal” de la “joven república” de los Estados Unidos.
Pero Con la volonté générale rousseauniana, que, al negar la posibilidad de que los suscriptores del contrato social conservasen derecho alguno, aplasta al individuo en nombre de la colectividad y le “fuerza” a ser libre, es la virtud republicana la que cierra su propio círculo. El genuino “espíritu liberal”, por tanto, no estaba en esos “sentimientos virtuosos” que, muy comprensiblemente, dadas las circunstancias, ardían en el corazón de Otis y los demás patriotas norteamericanos, sino en la protección que los derechos inalienables del individuo encontraron, por primera vez en la historia, en el gobierno representativo y su arquitectura limitadora y controladora del poder político.
Tras su primera y decisiva reformulación, debida al iusnaturalismo racionalista de Locke, la virtud republicana vio poco a poco pulidas sus aristas más afiladas, perdiendo su sustancia política y moralizándose todavía más, con el “individualismo benevolente” de Hutcheson y la “simpatía” que, de acuerdo con Adam Smith, regía los sentimientos morales de su “espectador imparcial”. Por aquel entonces, a fines del XVIII, el debate entre la virtud y el comercio había demostrado que la moderna libertad, que nada tenía ya que ver con la libertad de los antiguos ensalzada por la tradición republicana, exigía nuevas condiciones materiales, morales y políticas para medrar. De ahí que, cuando menos, parezca excesivo afirmar que “no hubo apenas diferencias” “entre el republicanismo romano-florentino y el liberalismo que se desarrolló en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos”, porque todos ellos persiguieron regímenes políticos que preservasen “la libertad de los ciudadanos” (p. 359). Benjamin Constant, de quien, lamentablemente, no se ocupa Lassalle, comprendió los cambios que se produjeron a lo largo del siglo XVIII y las necesidades que traían consigo en su célebre conferencia de 1819, cuando, sin dejar de advertir que renunciar a los deberes políticos era como construir una casa sin cimientos sobre la arena, porque el precio de la libertad de los modernos era la vigilancia permanente del gobierno, abogó por que la autoridad se mantuviese escrupulosamente confinada en sus límites -muy estrechos, por lo demás- para que cada individuo pudiese buscar libremente su propia felicidad y su propio bien.
Parece claro que el liberalismo necesita hoy rearmarse moralmente, reivindicar algo más que el mercado neutral que reclamaba Adam Smith, y, como prueba este estudio, la tradición liberal, que cuenta entre sus autores a no pocos filósofos morales, tiene sobrados recursos para acometer tal empresa. Ese rearme moral, empero, debe apoyarse en las libertades individuales y en su ejercicio responsable, no en la virtud cívica de los republicanos, pasados o presentes, ni tampoco, por cierto, en la asunción de algunos de sus postulados. La recuperación de la política burkeana de la ejemplaridad constituye una valiosa aportación al “compromiso cívico” de los liberales, pero afirmar (p. 166) que el liberalismo de Locke recuerda al de Rawls, que, al cabo, defiende un intervencionismo redistribuidor, o que la propiedad lockeana está “adscrita a un fin social” (p. 168), porque los derechos económicos del individuo están, en términos conceptuales, subordinados a sus obligaciones, es forzar los argumentos. Así, el liberalismo podrá parecer más simpático (ahora sin connotaciones morales) a algunos de sus críticos, pero será, también, menos liberal.
Doña Mercedes, leo el periódico y me encuentro con que el chófer de los EREs no sólo compraba cocaína a diario con el dinero “recibido” sino que su empresa había recibido ayudas millonarias: una empresa de turismo rural.
Pues soy de los que piensan que no sólo ese dinero se ha “dado” mal, sino que no debería de darse a nadie y menos con esa alegría. Dando dinero para actividades –como esa y como mil más– se echa del mercado a quien no las recibe ni antes ni después. Para luego constatar que hay un exceso de demanda.
Como ese ejemplo….. TODOS los del mundo y con cualquier actividad.
PD: torres Eiffel se hacen una al siglo en cada país, no 50 cada año.
;-)
¿Y quién defiende eso, Flames?
En esa noticia hay algo importantísimo y tan criticable como su uso: el hecho de que se utilicen fondos de “reptiles” de la forma que se hacen, incluso la legal.
En la Administración nadie utiliza dinero contante y sonante, todo son papeles: documentos contables, aprobaciones de gasto, órdenes de pago… y quién paga, en última instancia, es el banco de España. Ningún funcionario utiliza dinero en efectivo en ninguna caja, salvo situaciones muy excepcionales y una es ese fondo de “reptiles”. El único por otro lado que tiene un volumen considerable de dinero. ¿Y como se controla? Evidentemente, mal. Porque casi, casi todos los chanchullos de Roldan salían de ahí y ahora esto.
Pero nadie está defendiendo eso.
Sin las inversiones públicas, no se hubiera hecho el AVE a Barcelona o el de Sevilla o no se hubiera aprovechado para modificar las líneas del transporte de mercancías por tren- una de las grandes carencias de España-
Ni se hubieran dado becas para el estudio que a tantos españoles ayudó a salir de su pueblo con más posibilidades de las que tenían en su casa- El propio Federico-
No me cojas el rábano por las hojas. La inversión pública en muchos campos de la economía no sólo es necesaria sino que es imprescindible, basándole siempre en el principio de Servicio Público. Cuando se olvida que ese (el servicio Público) es lo que marca la actuación, viene la corrupción, unas veces tan burda como la del de Sevilla otras por hacer gastos innecesario: viajes que a nada conducen, despachos ostentosos, comidas..
Mi ejemplo sobre las casas rurales no tiene que ver con las becas o con el AVE.
Me refiero sobre todo a las subvenciones.
Y por coger el rábano por las hojas: sin esas obras no habría la corrupción que hay.
¿Qué fue primero, Pepiño o el dinero que maneja?
Quien dice Pepiño dice cualquier alcalde de pueblo. Sin tanto presupuesto de obras habría menos corrupción. Qué cosas, ventajas añadidas que proporciona el liberalismo.
Excelente reseña, Mercedes. Produce al lector la impresión de hacerle sabio sobre la cuestión, virtú de las cosas bien escritas y argumentadas.
De acuerdo con Flames. Hay que acabar con las obras.
Voy a resumir lo que es el liberalismo.
Es un sistema que solo ayuda a los poderosos, pretenden que el estado no les marque límites, hacer lo que les plazca con los trabajadores que hipotéticamente tuvieran a su cargo, es decir, esclavismo sin más. Hoy ya no sería posible que patronal y sindicatos estuvieran discutiendo unas bases laborales. Según sus teorías, sería el dueño el que marcase las bases sin el arbitrio del Gobierno. Para entendernos, el liberalismo es eso tan abstracto que tanto daño nos está haciendo a todos “Los Mercados”
Esa filosofía que se dice liberal cuando en realidad es dictatorial, fue la que vivieron los europeos durante los siglos XVII y XVII, en el siglo XXI es impensable. La sociedad para ser más justa y que respete los “derechos individuales inalienables” que tanto mencionan los teóricos del liberalismo, ya no es posible aplicar a la sociedad de hoy en los países en donde los estados tienen sus controles para que la individualidad egoísta no invada los derechos de los demás ciudadanos.
Desgraciadamente, en España hay una corriente llamada asimismo liberal, que trata de transformar nuestras vidas hacia la destrucción de derechos laborales. Cuando hablan de derechos individuales, no se están refiriendo a los de la mayoría de los ciudadanos, sino a los de las grandes fortunas y a los delincuentes empresarios. Pretenden sustituir al Estado, cosa que ya están haciendo por medio de las privatizaciones, solo con el fin de adueñarse del poder absoluto, con el sudor y la fortuna que produce la totalidad de los ciudadanos.
Obviamente a Creador no le hace falta instruirse. De pequeñito recibió el don en forma de empanada ardiente en la cabeza y quedó iluminado de por vida.
Hoy, cuando el capitalismo está en total desbandada, reclamarse liberal es algo tan abyecto como reclamarse estalinista.
Hay vida más allá del liberalismo económico:
Los campesinos de las comunidades guatemaltecas, cuenta el agroecólogo Antonio Bello, plantan sus granos de maíz de cuatro en cuatro: uno para ellos mismos y su familia, el segundo para el amigo, el tercero para Dios, el cuarto para los pájaros.
Imagina esto que llaman “economía de mercado” sin los millones de parados; sin las decenas de millones de trabajadoras y trabajadores precarios y eventuales; sin los centenares de miles de mujeres y niñas prostituidas; sin las catástrofes ecológicas puntuales y la hecatombe ecológica cotidiana; sin el interminable masaje cerebral de la publicidad; sin televisión; sin la privatización de los espacios públicos; sin inseguridad sobre las futuras pensiones y sobre la atención sanitaria; sin exportación de daños sociales y ecológicos del centro a las periferias; sin paraísos fiscales; sin mercados financieros desregulados y sin fuga de capitales; sin dumping social; sin tráfico de especies protegidas, de armas y de estupefacientes; sin mafias ni escuadrones de la muerte; sin complejo militar-industrial; sin Altos Estados Mayores para la preparación de la guerra; sin especialistas en ti…
Difícil de imaginar, ¿verdad? Pues saca las consecuencias.