Poor Catalonia!

El presidente Mas y su consejero Homs firmaron sendos artículos en The New York Times y The Guardian a fin de preparar al mundo para el asombro. Para el asombro y la simpatía compasiva. Porque, de tomar en serio el relato de los dos nacionalistas, no habría en el planeta un lugar que padeciera tantos desaires y agravios como Cataluña, ni que los soportase tan paciente y civilmente.

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Estos días es la vuelta al cole en varias comunidades autónomas. Singularmente,  en Cataluña hay esta tarde una vuelta al cole protagonizada por adultos.

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La imputación de Chaves y Griñán, ayer en el Gabinete de Julia Otero.

Las redes sociales -y más allá - continúan empozadas en la relaxing cup of café con leche de Ana Botella. En su inglés, en el inglés de Alejandro Blanco, presidente de la delegación, en el no inglés de Rajoy y así hasta la infinita idiocia. Y me pregunto: Esos exquisitos angloparlantes  que se mofan de la alcaldesa y el resto, ¿escucharon los parlamentos de los delegados olímpicos japoneses? ¿Escucharon su inglés? ¿O acaso no vieron la versión original de las presentaciones?  A ver si resulta que no la vieron porque sus conocimientos de inglés no les alcanzan.  En cualquier caso,  véanla,  criaturas, oigan el inglés de los japoneses ( o los turcos), y aprecien el kitsch de todas las presentaciones…si pueden, porque la web del COI es un tanto chapucera. Aquí:   http://www.olympic.org/2020-host-city-election

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De otras obsesiones:

[...]De ahí que no pueda andar más errado el alcalde de Barcelona en su oportunista reducción del caso a una competición entre ciudades más o menos espectaculares. Por supuesto que el COI tiene a los Estados, y su economía, en su visión y sus decisiones. ¿Qué otra cosa, si no? Si la candidata fuera Barcelona, sería el Estado, España, el avalista de la empresa. Como hizo con Madrid. Como hizo con Barcelona en 1992, que contó con el flujo financiero estatal para el tan celebrado remozamiento de la urbe. Es de pésimo gusto que el alcalde Trías resucite la aldeana rivalidad con Madrid, pero qué le vamos a hacer, estas mezquindades van con el oficio de nacionalista. (En No nos perdamos en el “relaxing café con leche” )

¡Enhorabuena, Tokio! (En VLC News)

De haber sido Madrid la ciudad elegida para hospedar los Juegos Olímpicos en 2020 yo lo hubiera celebrado. No por los posibles beneficios económicos del evento, siempre muy inciertos, ni por un orgullo patriotero que aquí es tan frecuente como lo contrario. Llámenme anticuada, que me da igual, porque creo firmemente que organizar unos Juegos es un honor y un privilegio.

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Acabo de enviar una columna sobre lo evidente: las Olimpiadas no son un negocio. Si se hicieran para ganar dinero, no se harían. Hay medios más seguros de ganarlo que éste de organizar unos Juegos Olímpicos. Una cosa es  introducir en la valoración el criterio económico, y otra convertirlo en el criterio determinante. Yo, dicho sea aquí en familia, estoy de la epidemia economicista hasta el gorro.

Como acompañamiento a la columna, anexo aquí dos elementos laterales que se manejan estos días en la opinión contraria/crítica a que Madrid organice los Juegos:

El caso de Viena. Los habitantes de Viena rechazaron por amplia mayoría en referéndum que la ciudad se presentara candidata a organizar los Juegos en 2028. ¿Vivan los vieneses que son conscientes de que es mal negocio el asunto? Bueno, va, pero de lo que son conscientes los vieneses, por lo menos en el mismo grado, es de que Austria sufrió un fiasco deportivo en las Olimpiadas de Londres. Allí, en 2012, y por vez primera desde las Olimpiadas de Tokio en 1964, los atletas austríacos no se llevaron ni una medalla. Este fracaso condujo al Gobierno a revisar su política deportiva: a reducir el gasto en ella, básicamente. Y es probable que tal fracaso pesara en la opinión de los buenos ciudadanos de Viena. ¿Ser anfitrión de los Juegos y no comerse una rosca? Vaya bochorno.

El caso de Roma. Se encomia la decisión de Mario Monti, siendo primer ministro, de impedir que la capital se postulara para sede de los Juegos. Monti alegó que el Estado italiano no podía prestar la garantía de financiación que se exige en estos casos. Ah, el sabio Monti. No tiene un pelo de tonto. Me da que usó las Olimpiadas para presentarse como buen alumno de la austeridad, y no me extraña. Peor hubiera sido reconocer que Roma tiene graves deficiencias en sus infraestructuras.

Dicho esto. En la columna le reprocho a García Domínguez su incoherencia: no se puede presumir de keynesiano y oponerse a que se abra un poquito el grifo del gasto público con las Olimpiadas. ¡Si los Juegos son la operación keynesiana por excelencia! Ya puestos, otra incoherencia más colateral: la de los partidarios acérrimos de reducir el gasto público, no aumentar la deuda ni el déficit y tal, que se mostraron igual de acérrimos del proyecto de Eurovegas, a pesar de que exige una inversión pública que obligaría a endeudarse más a la Comunidad de Madrid. Cosas veredes.