Gran presentación este jueves en Madrid

Hace cuatro años, Francisco Caja publicó “La raza catalana. El núcleo doctrinal del catalanismo”, una disección de los textos y los prohombres del primer catalanismo.  Por entonces, ya estaba trabajando en la segunda parte, la que llevaba la exploración del asunto hasta nuestros días, es decir, hasta Jordi Pujol.

Pues bien, ”La raza catalana. La invasión de los ultracuerpos” ya está en las librerías, editada también por Encuentro, y a disposición del lector curioso, que va encontrar, desde luego, nuevas y sorprendentes curiosidades en este tramo del recorrido por el cuerpo doctrinal del catalanismo. El subtítulo de ciencia-ficción así lo promete y el texto cumple sobradamente lo prometido.

Tuve el honor de presentar en La Coruña y en Vigo, en 2010, la primera parte de la obra y ahora tendré el placer de participar en Madrid en la presentación y coloquio sobre la segunda parte, junto al autor y Pedro Antonio Heras (autor de “La España raptada. La formación del espíritu nacionalista”).

Será este jueves, 21 de noviembre, a las 20:00 horas en el Ateneo de Madrid, calle Prado, 21, en el Salón de la Cacharrería.

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¿Por qué somos tan histéricos los españoles? (En VLCNews)

La sentencia del Prestige ha desempolvado un período agrio de nuestra historia reciente. Fue una mala época no sólo por los daños materiales que causó el accidente del petrolero, felizmente reparados, sino también por el paroxismo de confrontación que suscitó en la política y  la sociedad españolas. Esto merece alguna reflexión, porque en España se ha hecho costumbre, mala costumbre, que una situación de emergencia provoque un estallido de hostilidades.

Hemos vivido, en los últimos once años, más de un acontecimiento dramático. El naufragio del Prestige causó grandes daños, aunque por fortuna ninguna víctima. Apenas dos años después sufrimos el atentado del 11-M, en el que murieron casi 200 personas y resultaron heridas otras muchas. Se trata, por supuesto,  de sucesos de muy distinta naturaleza, pero ambos dieron paso a la misma triste historia y a idéntica enfermiza histeria: se desataron reacciones exaltadas, se generó una  irrespirable atmósfera de enfrentamiento y se sentenció como culpable al gobierno.

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La sentencia del Prestige y quién paga

Hay gran escandalera por la sentencia del Prestige.
¡La catástrofe  se salda sin culpables!
¡La mayor catástrofe ecológica de Europa y ni un puñetero culpable al que meter entre rejas! ¡El juez dictamina que no hubo responsabilidad penal por los daños! ¡Se ha lucido la Justicia española! ¡Tantos años para esto! Y así.

Tengo entendido que en la Audiencia Provincial de La Coruña no se realizaba una especie de causa general sobre el accidente del Prestige. Por lo que yo sé,  en el banquillo se sentaban tres acusados, el capitán del Prestige el día de autos, el jefe de máquinas del mismo barco y el que era entonces director general de la Marina Mercante.

Lo que ha determinado el juez es que esos acusados no son culpables de los delitos que se les imputaban, salvo Mangouras, en el que aprecia delito de  desobediencia grave al negarse a dar remolque cuando se lo ordenaron las autoridades españolas. El juez no dice ni puede decir  que no hubo delito contra el medio ambiente así, en general.  Lo único que puede decir y dice es si los acusados cometieron ese delito.

La sentencia es un texto razonado e inteligente,  y a mí me parece digna de destacar la racionalidad que hay en este párrafo, referido a la tan discutida decisión de alejar el buque (pág. 207):

“Es verdad que hubo y hay funcionarios, técnicos y autoridades españolas que discreparon y discrepan aún hoy de esa decisión pero son una minoría y sus criterios o son poco fundados o analizan la situación con el conocimiento actual de la misma y no con los limitadísimos datos de que se disponía en su momento.”

(Las cursivas son mías).

Pero hay mucho más por supuesto, y merece la pena leer el texto completo. Téngase en cuenta que de sus 263 folios, los primeros 145 corresponden a la enumeración de las partes personadas y descripción de sus acusaciones y reclamaciones.

Hay curiosos olvidos, lagunas, etc, en las reseñas periodísticas sobre la sentencia y en los lamentos y escandaleras políticos. No se habla, por ejemplo,  del FIDAC. El FIDAC, Fondo Internacional de Indemnizaciones de Daños debidos a la Contaminación de Hidrocarburos, es el que debe pagar los gastos ocasionados por la contaminación del Prestige. (Aparte de la aseguradora del barco, que no es griega, como algunos dicen, sino británica).

Bien, el FIDAC, con quien se ha negociado desde el minuto uno del accidente, aceptó en principio abonar unos 1.000 millones de euros, que era lo que España presentó como factura de los daños (aunque en el juicio, la Fiscalía los evaluaba en unos 4.000  millones). Luego, sin embargo, el FIDAC dijo que la Administración había pagado demasiado dinero (por ejemplo, a los pescadores y mariscadores afectados) y que sólo pondría 300 millones de euros.

Para no irme por las ramas: la indemnización del FIDAC, sea de 1.000 o de 300 millones, se habría volatilizado si el director general de la Marina Mercante de entonces hubiera sido condenado en el juicio.

De haberse dictaminado en La Coruña que las decisiones de López Sors, es decir, de la Administración española, en el accidente del Prestige,  eran constitutivas de delito, y por tanto, corresponsables de la catástrofe,   no veríamos un euro del FIDAC. Es más, tendríamos que devolverles los 115 millones que ha adelantado.

Naturalmente, a los de Nunca máis, que acusaban a Sors, esto de jorobar a los contribuyentes españoles les importaba, y les importa,  un pimiento.

No quiero decir con ello que si López Sors hubiera actuado delictivamente no debían declararlo culpable para no perder la indemnización del FIDAC. Pero hay que saber qué consecuencias tienen las cosas.

Tampoco se habla de la demanda civil que interpuso España contra la clasificadora del Prestige, la ABS, en Estados Unidos. La American Shipping Bureau es la mayor clasificadora del mundo, es decir, la que certifica que un barco está en condiciones de navegar.  Esa demanda hubo de ponerse en Estados Unidos con notable coste económico para España, y fue rechazada por los tribunales norteamericanos en 2010. Sentenciaron que España no había aportado pruebas suficientes de que hubiera negligencia en la inspección del Prestige realizada por ABS.

Quiero decir que España ha tratado de perseguir judicialmente a las empresas vinculadas al Prestige, que son cuatro o cinco, con sede en distintos países. Y que eso ni es sencillo ni es barato. Ahora bien, lo que no se le puede exigir al juez de La Coruña es que emplume a unos tíos sólo porque “alguien tiene que pagar”.

 

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El PSOE ha vuelto, ergo…

Pérez Rubalcaba ha clausurado, animoso,  la Conferencia llamada Política de su partido con estas palabras: “El PSOE ha vuelto”….¿de unas merecidas vacaciones? Es que nos da pié,  don Alfredo, para darle una vuelta a aquel sarcasmo de Tamames (cien años de honradez y cuarenta de vacances).

El PSOE siempre está de vuelta.

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Si la televisión es un derecho, esto es Jauja (En VLC News)

Hay un malentendido sobre el dinero público que aparece en muchas reacciones contrarias al cierre de RTVV. Bien mirado, es una creencia propia del pensamiento mágico. Porque yo no sé si los que  protestan  creen que hay un arcón que multiplica milagrosamente los euros de que dispone un gobierno autonómico, pero observo que  hablan como si lo creyeran.

He ahí, entre otras del mismo tenor, estas palabras pronunciadas en la manifestación que hubo en Valencia: “No nos pueden decir que hay que elegir entre sanidad y educación y RTVV; los derechos fundamentales son compatibles”. Churras con merinas, peras con manzanas. Pero yendo primero a lo básico, sólo desde la creencia de que el dinero público es ilimitado se puede sostener que no hay que elegir a qué se destina.

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Debatimos el viernes en el Gabinete de Julia en la Onda sobre la financiación de los partidos, a propósito del informe del Tribunal de Cuentas: 17  partidos en “quiebra técnica” había en 2011.

Telegráficamente, mis cuatro puntos:

-La democracia cuesta dinero. Esto conviene tenerlo en cuenta antes de nada. Si quiere usted algo baratito, igual prefiere una dictadura…aunque también termina por salir muy cara.

-Los problemas con la financiación de los partidos no son exclusivos de España; como aquí,  se cambia o endurece la legislación a golpe de escándalo (casos de Alemania y Japón).

-Sí es específico de España que se hayan prolongado para los partidos y otras organizaciones (sindicatos, patronales) las condiciones que eran propias de una situación excepcional, como el tránsito a la democracia, en que se trataba de asegurar su consolidación. Es decir, unas condiciones definidas por este desequilibrio:  los partidos recibían recursos públicos y no sometían sus finanzas a unas normas y una fiscalización dignas de ese nombre. La primera ley de financiación de partidos un poco seria es del 2007 (reformada en octubre de 2012). El Tribunal de Cuentas, único auditor de los partidos, ha estado muy mal pertrechado para esa función (en 2011, disponía de  19 funcionarios).

-Todos los sistemas de financiación de los partidos probados  tienen inconvenientes. El mixto (recursos públicos y recursos privados) es común en Europa continental, frente al que impera en el ámbito anglosajón (sólo recursos privados). No me parece mal el mixto que tenemos en España,  pero habría que corregir la desproporción entre unos y otros recursos. Según el informe del Tribunal, aprox. el 80 por ciento de la financiación es pública y el 20 por ciento, privada (cuotas, donaciones). Las cuotas, en concreto, representan el 11 por ciento. Y eso que hay partidos con cientos de miles de militantes…

-Dos propuestas: que las cuentas de los partidos tengan que pasar auditorias externas; y que se ponga un límite a la desproporción señalada: en Alemania, por ejemplo, los recursos públicos que reciben los partidos no pueden superar a los que perciben por  aportaciones privadas. A ambas se opondrían, seguramente, los partidos pequeños y los partidos de izquierdas, que se maliciarán que una merma en los recursos públicos (¡y aun encima pagando una auditoría!) los dejará no en quiebra técnica, sino en TKO (nocaut técnico).

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El cierre de Canal Nou y los benditos tribunales

Entregué hace un rato una columna sobre el cierre del Canal Nou. Sobre las interpretaciones que circulan al respecto en la prensa. Todas las que he leído, y son muchas, se obstinan en olvidar la existencia de  la crisis. Una crisis que ha llevado al cierre a doscientas mil y pico empresas españoles (entre 2007 y 2012) y que ha puesto en apuros a muchas otras, pero que milagrosamente no ha influido para nada en el declive de Canal Nou (y otras teles autonómicas).

Las empresas de comunicación han sufrido una caída brutal de la inversión publicitaria  en estos años. En el caso de la televisión, además, la inversión se ha concentrado en los dos grupos dominantes. Como es lógico. Se busca lo seguro. Las autonómicas viven de la publi y de la subvención. La primera, como decía, ha caído  en picado, pero la segunda también (con las excepciones sabidas). Inclúyanse en la subvención, los patrocinios y la publicidad institucional.

Aun sin los efectos de la crisis, las teles autonómicas de primera generación, con plantillas que duplican, triplican o cuadriplican las de televisiones privadas de ámbito nacional, tenían los días contados si no se reformaban. El mercado audiovisual en el que nacieron era muy  distinto al actual. Había menos canales y menos competencia. Con la fragmentación del mercado, la mayoría de las autonómicas perdieron audiencia y publicidad. A esto se unió, ampliándolo,  el efecto de la crisis.

En el último lustro, las autonómicas han perdido ingresos tanto de la publi como de lo publi. Se genera, así,  un círculo vicioso: a menos ingresos, menos inversión en programación y a menos inversión en programación, menos audiencia, menos publi y menos ingresos. No hay más que dos grandes vías de salida a la situación. Que la autonomía ponga cada vez más dinero sobre la mesa. O que la empresa se reestructure, lo que en estos casos implica reducir una plantilla sobredimensionada, poco flexible y con sueldos, por lo general, superiores a los equivalentes en el sector privado.

El gobierno valenciano optó, como el de Madrid, por una drástica reducción de plantilla. Lamentable, sí, que más gente se quede sin empleo, pero peor es que haya que cerrar y se queden todos en la calle. La sentencia del TSJV,  obligando a readmitir a los 1.200 despedidos, ha terminado de sentenciar a Canal Nou.

Es posible que el ERE tuviera defectos y no se ajustara a derecho.  Yo espero que alguien con formación jurídica analice la sentencia. Entretanto, digo lo mismo que  ante una sentencia del Supremo de Portugal que obligaba al Gobierno a ingresarles una paga extra a los funcionarios: lo que el Supremo les daba por un lado, se lo iba a quitar la realidad económica. Peor aún, porque podían tener su paga, pero quedarse sin su empleo. En Valencia, por esa sentencia favorable a los trabajadores, hay que hacer algo tan desfavorable para los trabajadores como cerrar la empresa. Benditos tribunales. Metidos a agentes económicos son temibles.

 

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La derrota del pensamiento (versión Carrillo, Garzón, del Río)

“Nuestro objetivo es la derrota de la derecha que está aprovechando la crisis para empujar al desempleo y a la marginación a amplias capas de la sociedad y, especialmente, a los sectores más frágiles. Los jóvenes, las mujeres, los mayores de cuarenta y cinco años, así como los jubilados  y pensionistas están sufriendo con crueldad la devastación del gobierno de Rajoy.”

El párrafo es de la “Carta abierta a la conferencia política del PSOE” que firman Baltasar Garzón, José Carrillo, Pilar del Río (viuda de Saramago) y otros. La Carta toda pide un corrector de faltas gramaticales, de estilo y de sentido. Fíjese el lector en la segunda frase de antes:

“Los jóvenes, las mujeres, los mayores de cuarenta y cinco años, así como los jubilados y pensionistas están sufriendo con crueldad la devastación del gobierno de Rajoy.” (Cursivas nuestras)

“Sufrir con crueldad” es cosa muy rara. Significa  que se sufre y al mismo tiempo se es cruel. Que se siente crueldad al sufrir. Puede que nuestros autores quisieran escribir: ”están sufriendo la crueldad de…”. Puede, pero han escrito lo otro. Aunque lo peor está por llegar, porque lo que están sufriendo es ”la devastación del gobierno de Rajoy.” Eso quiere decir, queridos niños,  que el gobierno de Rajoy está devastado, destruido, arrasado,  kaputt…

¿Será posible que varios catedráticos, un ex juez, algunos ex altos cargos y otras gentes  que han pasado por la escuela y la universidad lean una frase así y la firmen? Lo es, lo es. El texto, mírese, está lleno de gazapos, como si lo hubiera escrito alguien con muy mala leche para examinar a los firmantes. (Ahora leo en El País que el propio míster Garzón ha elaborado “frases concretas”. Esto resuelve la cuestión).

Ahora bien, el problema de fondo es el analfabetismo político. En la primera frase sideral:

“Nuestro objetivo es la derrota de la derecha que está aprovechando la crisis para empujar al desempleo y a la marginación a amplias capas de la sociedad y, especialmente, a los sectores más frágiles.”

Si la derecha está empujando al paro a tantísima gente, bueno, no se preocupen, no tendrán que hacer nada para derrotarla: estará cavando  su propia tumba. Que saliera vencedora  sería excepcional, caso único. Un partido que manda al paro a amplias capas de la sociedad y luego gana las elecciones, ¿dónde se ha visto?

Pero la cuestión previa es: con esa misma derecha, con el del bigote, salieron del paro millones de personas y se crearon, si no recuerdo mal, cinco millones de puestos de trabajo en España. ¿Entonces le interesaba a la derecha que la gente currara y ahora le interesa que esté en el paro? ¿Antes quería personas que cotizaran, pagaran impuestos y consumieran y ahora quiere personas que dependan de subsidios y apenas consuman? Mediten nuestros autores la respuesta a esos inopinados cambios en esa voluble derecha nuestra.

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El hechizo del referéndum (En VLC News)

Los nacionalistas catalanes esgrimen ese referéndum que preconizan como la fórmula superdemocrática por excelencia. Hablo de eso que prefieren llamar “consulta” para quitarle hierro a la espada divisoria. Su cantinela es que ir las urnas y que “el pueblo decida” es siempre, en cualquier circunstancia,  el culmen de la democracia. Como la media verdad cuela mejor que la mentira y suele contar con el apoyo de la ignorancia, conviene darle una vuelta o dos al argumento  para ver de qué pasta está hecho.

Su primera falta de honradez es  desviar toda la atención hacia las urnas –lo bueno, lo indiscutible- y tapar los otros asuntos en juego, que son previos y más importantes. De entrada, quién va a las urnas y para qué. Pues no es lo mismo que vayan a las urnas solamente los catalanes, como  pretenden los nacionalistas,  que si van  todos los españoles. Ni es lo mismo que los catalanes decidan en las urnas quién gobierna su autonomía, a que decidan ellos solos cómo ha de ser España.

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