El casting del PSOE

Acabo de escribir una columna para LD sobre el extraño caso de los dos principales aspirantes a la secretaría general del PSOE: dos señores que aspiran a dirigir el partido y que presumen de no pertenecer al cuadro de dirigentes del partido, es decir, al aparato. Pero el caso todo, o sea, la forma y el fondo de esta elección merecen un pequeño comentario añadido. Para ello lo he comparado con el proceso de primarias que realizó el Partido Socialista Francés en 2011. Bien es cierto que lo del PSOE consiste en elegir secretario general y lo del PSF consistió en elegir candidato, pero hay un par de aspectos que se pueden comparar a pesar de esa diferencia.

De entrada, los plazos. El PSF publicó la lista de candidatos a mediados julio de 2011, y convocó las primarias para el 9 de octubre la primera vuelta, y el 12 de octubre la segunda. Los afiliados y simpatizantes dispusieron, pues, de tres meses para darle vueltas a la cuestión.

El PSOE convocó el 26 de mayo un Congreso extraordinario. El 2 de junio decidió que se elegiría al secretario general por voto de todos los afiliados con anterioridad al Congreso. El 28 de junio proclamó a los candidatos y la votación tendrá lugar el 13 de julio. En resumidas cuentas, los afiliados habrán dispuesto de un máximo de mes y medio para darle vueltas al asunto; en puridad, de sólo quince días desde la proclamación de los candidatos.

Luego compárense el historial y las fechas de nacimiento de los candidatos del PSF: Martine Aubrey (1950), François Hollande (1954), Ségolène Royal (1953), Manuel Valls (1962), Jean-Michel Baylet (1946) y Arnaud Montebourg (1962), con los correspondientes a los dos aspirantes más destacados del PSOE: Eduardo Madina (1976) y Pedro Sánchez (1972).

En experiencia, no hay color: prácticamente todos los del PSF habían ocupado cargos públicos (aparte de ser diputados o senadores) de relevancia (ministerios, presidencias de consejos regionales, alcaldías).  Del otro lado, del nuestro, veamos lo que hay: Madina fue concejal en Sestao entre 1999 y 2001; Sánchez fue concejal en Madrid entre 2004 y 2009. Y en relación con la edad la pregunta es ¿qué les ha sucedido a los cuadros del PSOE nacidos entre mediados de los 50 y finales de los 60? ¿Son demasiado viejos para el rock and roll?

En las primarias del PSF había unos políticos profesionales con experiencia y madurez. No caras nuevas porque sí, ni caras jóvenes porque también. Vista la comparativa, lo del PSF era una elección de verdad, y lo del PSOE no es más que un casting.

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En el centenario de Julián Marías

El primer post que puse en el recién nacido blog de Heterodoxias fue sobre Julián Marías, de quien se conmemoraba hace unos días (el 17 de junio) el centenario, que es la ocasión para volver a traerlo aquí. Recordaba en aquellas líneas, de hace aproximadamente ocho años (que se perdieron, como el resto, en un ataque informático),  que había visto a Marías en una caseta de la Feria del Libro de Madrid, bien en 1999, bien en el 2000, y que me había producido  una impresión desoladora observar que nadie se acercaba a él para saludarle o pedirle que le firmara un libro, mientras en otros puntos de la Feria se hacían colas ante autores de best-sellers que no recuerdo y que muy probablemente ya nadie recordará.

De haber permanecido allí  durante más tiempo,  quizá se hubiera demostrado equivocada mi impresión. Pero no pude dejar de pensar que Marías, uno de los españoles notables del siglo XX en el pensamiento y la escritura, era allí, en aquel instante, la viva estampa del destino de  relegación y olvido, que tantas veces sufren las figuras eminentes de la cultura  cuando ya no están en la cresta de la ola, cuando las circunstancias, por así decir,  los jubilan. Es seguro que también sucedió así en otros tiempos y es posible que ocurra así en otros países, pero duele más cuando ocurre aquí y ahora. Más aún cuando en España no sobraban entonces, como no sobran ahora, las personas con un bagaje intelectual y personal que las hace ejemplares. Es decir, personas de las que se puede y se debe aprender.

Mi aprecio por Julián Marías era entonces más genérico que concreto, no estaba tan relacionado con su obra escrita como con su figura, en la que yo veía el arquetipo de profesor universitario (a él no se le permitió serlo) que uno suele esperar de la Universidad y no siempre encuentra,  esto es, a la persona dedicada al conocimiento y entregada a su transmisión. Después  leí sus memorias (Una vida presente), y libros que recogían los artículos que fue publicando en los años 70, mientras España se encaminaba a la transición a la democracia, y cuando ya era senador en las Cortes Constituyentes e intentó -y consiguió parcialmente- mejorar la Constitución, no tanto porque ocupara un escaño, desde el que poco podía hacer, sino a través de sus tribunas en la prensa.  Si el texto constitucional se refiere a la “nación española” es gracias a él, al artículo titulado “La gran renuncia” que escribió consternado por el desastre, que a su juicio, era el anteproyecto de Constitución.

En El Búho, el viernes 20 de julio, recordamos a Julián Marías con la presencia de Javier Gomá, director de la Fundación Juan March. Fue nuestro pequeño homenaje a un español eminente, íntegro, independiente y cívico. Este es el podcast del programa:

http://wac.cddd.edgecastcdn.net/80CDDD/radio4g_cache/podcasts/3/2/20140620_PGM_BUHO.mp3

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Dos entrevistas

El co-dueño del blog, José García Domínguez, fue entrevistado el viernes por Antonio J. Chinchetru para Periodista Digital. Se habló ahí de las probables fracturas en CiU y el PSC; de qué hará Mas cuando el calendario sirva el 9 de noviembre; de las sorprendentes obscenidades de TV3, la tele pública autonómica y herramienta esencial del nacionalismo obligatorio; y también del periodismo español en general, de su deriva hacia un periodismo espectáculo, y del proyecto en sentido contrario que representa El Búho, tertulia política en una nueva radio en internet (Radio 4G Siglo XXI) que compartimos los tres fundadores de Heterodoxias, bajo la batuta de Mariano Alonso.

El resultado de la entrevista es éste (se pueden leer extractos o ver el vídeo):

http://www.periodistadigital.com/politica/autonomias/2014/06/14/jose-garcia-dominguez-psc-convergencia-unio-macia-compays-nacionalismo-junqueras-mas-buho.shtml

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Por otro lado, el jueves, 12 entrevistamos a Joaquín Leguina en El Búho para hablar de la crisis del PSOE y de su subcrisis: la del PSC. Aquí está el audio:

http://wac.cddd.edgecastcdn.net/80CDDD/radio4g_cache/podcasts/9/7/20140612_PGM_BUHO.mp3

 

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El problema del republicanismo en España se llama República

La república de los tronados (EN VLCNews, 10 de junio  2104)

El gran problema del republicanismo en España es la República: nada le perjudica tanto como la concreta experiencia histórica de la forma republicana en España. Dos repúblicas hubo, y ninguna figura entre los episodios encomiables de nuestro pasado. La gente que está en la calle con la parafernalia tricolor no hace más que recordar el convulso período de la II República y los motivos para huir de una repetición como de la peste.

A pesar de que tiende a ignorarse la historia, y abundan las idealizaciones de aquella república, cualquiera sabe que fue una época revuelta que acabó en una guerra civil a la que siguieron cuarenta años de dictadura. No es la mejor carta de presentación, vaya. Pero es justo la que se empeñan en exhibir los que ahora están haciendo de republicanos.

(Continuar lectura: http://vlcnews.es/2014/opinion/la-republica-de-los-tronados/ )

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Reflexiones de un viejo republicano sobre la monarquía

La abdicación del Rey  ha provocado, entre otras curiosidades, un afloramiento de los efectos de la Logse, por así decirlo,  en nuestra cultura política. Ha permitido constatar algo que el desafío secesionista catalán ya había hecho visible de forma más localizada: que existe notable confusión cuando no abierta  ignorancia sobre aspectos básicos de nuestro sistema político y del funcionamiento de una democracia. La abdicación ha servido, en cierto modo, de informe PISA sobre estos asuntos.

He ahí, por ejemplo, a las  personas que creen que hay que votar ahora  la monarquía o la república porque “no se les preguntó nunca por eso” o porque “yo no pude votar la Constitución”. Conste en su descargo que un partido de gobierno,  como el PSOE, avanzó en esa misma línea para justificar una reforma federal de la Constitución: la mayoría de la población actual no pudo votar la Carta Magna, dijeron, luego reformémosla para que puedan votarla ahora los más jóvenes y así reforzaremos su legitimidad. Entonces,  ¿cada generación ha de votar de nuevo la Constitución o a cada generación, nueva Constitución?

Lo primero que no parecen saber los que quieren que se someta a votación la monarquía parlamentaria como forma política de Estado es que tal cosa requiere una reforma de la Constitución. No es primero el referéndum y luego la reforma, sino al revés. Dicho de otro modo, los partidarios de cambiar la monarquía por la república tendrían que ganar unas elecciones y obtener una mayoría reforzada en el parlamento. Esas son las reglas. Las mismas que regirían, pongamos, para los partidarios de suprimir el Estado de las autonomías. Habrán de conseguir la mayoría necesaria en el legislativo para hacerlo.

Tenemos ahí un desconocimiento de las reglas de la democracia, y unido a él  una mitificación del referéndum: su elevación a procedimiento “más democrático”. Incluso a  procedimiento mediante el cual habría que gobernar: sometiendo todo, cada tanto, continuamente, a plebiscito. Es decir, pasando del legislativo, pasando de los representantes…¿pasando de las elecciones? ¿Un país convertido en  asamblea de facultad permanente?

Luego están los del tipo Cayo Lara, que creen que hay que decidir entre la monarquía y la democracia. O sea, gentes que admiran a repúblicas dudosamente democráticas (como Venezuela) y que cuestionan  la calidad democrática, pongamos, de Gran Bretaña. La duda es si estos del tipo Cayo son realmente ignorantes o  están en la demagogia del agit-prop. Y para terminar el breve repaso a lo peor, también hay quienes se plantean la cuestión en términos de costes: si la monarquía sale más cara que la república, entonces la república y si no, no. Bueno, si lo decisivo son los costes,  lo barato-barato es una dictadura…

Hay otro capítulo de confusiones más explicable: el que afecta a las funciones  y al sentido de una monarquía parlamentaria. La conversación política española ha versado poco sobre la monarquía: estaba ahí y punto, eso era todo. Ese déficit de reflexión ya lo hizo notar Julián Marías durante la Transición. Es más, tuvo que ser él, un viejo republicano,  el que se puso a pensar sobre el asunto. Aquí dejo tres artículos suyos publicados en aquellos años:

Constitución de una monarquía nueva (1977) http://elpais.com/diario/1977/08/21/opinion/240962405_850215.html

El Rey (1978) http://elpais.com/diario/1978/01/24/opinion/254444407_850215.html

Monarquía nacional (1981) http://elpais.com/diario/1981/04/23/opinion/356824806_850215.html

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