Kim Torra: el hombre que querrá reinar
José García Domínguez (El Mundo, 13 de mayo, 2018)
Reza solemne el prólogo de la vigente Constitución de la República Popular de Corea, la refrendada en 1998: “Bajo el liderazgo del Partido del Trabajo de Corea y el pueblo coreano, se establecerá al Gran Líder, el camarada Kim Il-sung, en alta estima, como el Presidente Eterno de la República”. Una doctrina, la de la unidad de mando en lo universal, que el Clan de los Kim acaba de exportar, según parece, a esa República Twittera de Catalunya que regenta el Payés Errante desde un cibercafé de Berlín. Así, luego de aquella trashumante privatización del brazo incorrupto de Santa Teresa por parte del otro caudillo, no se recordaba en el hemisferio occidental del planeta alarde de apropiación indebida como el del despacho de la Plaza de San Jaime ahora vedado al Muy Honorable Kim.Testaferro con vocación efímera, nuestro Kim desahuciado, por lo demás, reúne en su persona todas las características exigibles al telonero de circunstancias que andaba buscando Puigdemont. Para empezar, se trataba de un subalterno menor y secundario dentro de la propia comunión nacionalista, condición necesaria pero no suficiente a efectos de aspirar a la suplencia tal como el propio Puigdemont en persona se encargó de demostrar en su día. Para continuar, Kim encarna como pocos la figura del catalanista primario, básico, en extremo elemental, que siempre sabe llevar hasta las obscenas lindes del racismo expreso y sin tapujos la recurrente coartada culturalista de la que se sirven desde hace un siglo otros nacionalistas un poco más sutiles. De ahí que nadie con dos dedos de frente dentro de su universo doctrinal ose vindicar en público, por ejemplo, a los célebres hermanos Badia, aquel par de atrabiliarios protofascistas del Estat Català que acabarían sus días asesinados por otro pistolero de gatillo fácil, pero este de la FAI, un anarquista que respondía por el improbable nombre de Justo Bueno. Esas cosas, incluso en la Cataluña desquiciada de ahora mismo, muy poca gente se atreve a hacerlas; bien, pues entre los contados escogidos resulta que se encuentra el hiperventilado Kim, gran admirador del crudo lenguaje de los puños y las pistolas que Miquel Badia, el jefe de los Mozos de Escuadra durante el penúltimo golpe de Estado catalanista, implantó en la Barcelona republicana de cuando Companys. Esa indisimulada complacencia del otro Kim con la trastienda moral inconfesable del nacionalismo catalán más indigenista y étnico, ese coqueteo suyo con los hijos putativos del Doctor Robert y otros entusiastas medidores de cráneos, si bien algo patológico constituye un atributo de su personalidad que la hacía muy adecuada para ocupar el interinaje a la intemperie con el que finalmente ha sido premiado. Y ello por una razón de maquiavélica simpleza. Y es que alguien así, un xenófobo indigenista de modos tan rudimentarios, ofrece un perfil inasumible desde el punto de vista estético para la delicada izquierda equidistante de Colau & Cía. Torra es demasiado burdo. Algo, la ruda brutalidad de su verbo, que paradójicamente ha jugado a su favor. Pues eso mismo, el saberlo inhabilitado de partida ante cualquier eventual tentación de volar por libre maquinando una entente con Catalunya en Comú para liberarse de la tutela del Ausente y así recuperar las llaves del Despacho Prohibido, hacía más atractiva su figura a ojos del Payés Errante. En estrictos términos metafóricos, Kim Torra era lo más parecido a un eunuco que se podría encontrar ayer por la tarde en el mercadillo de saldos políticos de los Encantes barceloneses. Abocados como desde hoy ya estamos a la doble fuente de legitimidades, las que emanarán respectivamente del Diario Oficial de la Generalitat en Barcelona y de la cuenta de Twitter del Payés en Berlín, lo que más podría tener el núcleo duro del ido sería un revival doméstico de la añeja bicefalia imposible entre Garaikoetxea y Arzalluz. Por eso la designación de Kim Torra, esa nada despachada que nunca podrá dejar de ser el hombre que quiso reinar.
Interesante. 19 años fuera del país petit me imposibilita una opinión propia sobre el personaje. Alguien que manifiesta conocerle bien es Miquel Giménez que escribe en Vozpopuli. Ofrece una imagen diferente a la de QP. Y anticipa tiempos duros.
En fin, como en otras ocasiones mucho de lo que ocurrirá vendrá marcado por la inconsciencia de la Corte para definir politicas a medio y largo plazo, instalados en la improvisación y hasta contradicción. Y el ridículo.
Ya tenemos a un BOER que abochornaría por su racismo Pieter Botha y gracias a los zumbado de las Cup que han salido del Parlamento haciendo declaraciones sobre la lucha contra la derecha y la amistad entre los pueblos.
Menudo frenopático…
Muy meritorio trabajo el de Ciudadano Caín glosando los tuiter de todos los ofendidos por el remake brillante de QP de las sentencias supremacistas del nacionalismo….
La cuenta de tuiter del tal Torra es toda una confesión:
Vividor, cínic i pseudointel·lectual.
Y añade…
Sóc un covard processista. Allà on vaig (RCat, Òmnium i ANC), dimiteixo després. I m’encanta sucar diner públic per a la meva editorial!
Supongo que es una suplantación…pero de no serlo el tipo se marca formas de cínico superlativo. El cínico me suele resultar un perfil interesante. Suele militar en ambos extremos de lo moral, o sea, o es el inmoral absoluto, o el moralista derrotado y descreído. Y de ahi que puedan ordenar fusilar muchedumbres de inocentes sin pestañear en un caso, o que se presenten voluntarios al paredón, en el otro.
Veremos si va de Beria…